Estelas en la mar

Supongo que hay veces en que las estrellas
se alinean en el firmamento,
con la sola voluntad de algún dios distraído
con la forma en que los mortales
anclando sueños las perseguimos.

Supongo que hay otras en que el infinito telón
aborrece sus rutinarios lunares
y le juega travesuras a la ausente gravedad,
confiando en que algún día cualquier alma en despilfarro,
hastiada de derroches persiga fugaz su verdad.

Sucede que un buen día de divinidades distraídas,
de mortales despabilados,
de cielos desentendidos y de efímeros lunares,
dio su primer latido el corazón de infante
y entre afectos temporeros se zampó cada instante.

Sucede que en su alma las anclas se oxidaban;
errante eran sus pasos y fugaz su mirada.
Afanadas las estrellas con el brillo de su andar,
confundieron destinos  en el arte de guiar,
naufragando en el sujeto, que aleteaba a su verdad.

«Caminante no hay camino, se hace camino al andar»
Que un buen día el Universo, se inspire en tu transitar
y alumbre las sendas de quienes nacieron para volar.
No hay otra forma, cariño, de suprimir tu verdad;
que la sigas construyendo, hasta que nazca tu hogar.

9 de noviembre de 2018

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