Carta a quienes siguen el Proyecto Fotográfico Mi casa es tú casa

Querid@s Seguidor@s:

Hace mucho que no les escribo o posteo algo. Esta noche, luego de varias transcripciones de entrevistas, de discusiones fotográficas de quienes entusiasmadamente han participado y de varios análisis que van surgiendo, quise tomarme el espacio de narrarles parte del proceso.

Sepan que si mi carro hablara, o el de mi madre, dirían muchas cosas de diversos contextos que han tenido que recorrer en los pasados meses. Entre las viviendas visitadas, puedo contarles que varios techos han sido testigos de profundas reflexiones sobre el derecho a la vivienda digna en los pueblos de Lares, Morovis, Manatí, Trujillo Alto y San Juan.

Diría que jamás imaginé la diversidad de experiencias con las que me toparía, hasta que comencé a ver, a escuchar, a interactuar, a preguntar. De antemano, les comparto que la primera lección ha sido descubrir que la vivienda pasó de ser una pasión a estudiar, se ha transformado más bien en una ventana desde la cual mirar la vida, las relaciones interpersonales, los sueños de la gente y su creatividad. Claro, también ha sido una ventana desde la cual sentir la crudeza de la realidad, la opresión estructural, el discrimen institucional, el olvido y también el dolor que produce la indiferencia.

Seis personas han sido contactadas. Hasta ahora, cinco de éstas ya han afrontado el proceso con toda la sorpresa que se han permitido sentir desde que firmaron la Hoja de Consentimiento, decidieron qué fotografías tomar de sus hogares que mejor comunicaran su impresión sobre el derecho a la vivienda, sostuvieran una entrevista a profundidad que giró alrededor de los objetivos de la investigación y decidieran qué, de lo retratado, querían que fuera a la Exposición Fotográfica que presentaremos en mayo, según los aires que defender la universidad pública permitan.

Las voces han sido heterogéneas. Hay quienes viven en la zona urbana y quienes ejercen su derecho a la vivienda desde la ruralía. Hay quienes pagan renta mensualmente y quienes viven en casas «prestadas», sin hacerlo, o saldas. Hay quienes pagan la vivienda pública, quienes han asumido una hipoteca o quienes dependen de costearla mediante un pote colectivo. Hay casas de madera y casas de cemento. Algunas construidas mediante proyectos de contratistas, otras socialmente, mediante parcelas. Hay rescates de tierra y expropiaciones, ejecuciones de hipoteca y riesgos de desahucio. En fin, un grupo de participantes cuya diversidad social y económica, ha promovido tejer una historia compleja sobre cómo se vive el derecho a la vivienda en Puerto Rico.

Aprendí que «HTM» es la variante local en español para «hacerlo tú mismo» (del DIY o «Do it yourself» anglo), y que no hay tal cosa como escapar enteramente de un contexto atropellante, no importa cuán remoto a todo tu techo pueda encontrarse. Me permito decir que hemos reído, que hemos llorado, que la vida y sus complicaciones siempre han jugado con flexibilar los encuentros o el método, que no ha faltado el café y el afecto de cada persona que ha afirmado «puedes venir, mi casa es tu casa».

Hace semanas dejó de ser un requisito de mi maestría, para converirse en un diario compartido, en una reflexión urgente y en una propuesta concreta de acompañamiento profesional desde una perspectiva de derechos humanos. Así que, mordiéndome las uñas por querer mostrarles de todo, esta vez tengo que dejar hasta aquí la nota, para no comprometer un proyecto de tesis que aun no ha sido defendido. Pendientes a la fecha, pues además de presentar el proyecto a la Escuela Graduada de Trabajo Social Beatriz Lassalle, contaremos con la presencia de las voces del proyecto. Espero que puedan aprender de las imágenes tanto o más de lo que ya me han permitido.

Este camino no habría sido posible sin el acompañamiento de Marinilda Rivera Diaz, de Federico Cintrón-Moscoso y de Manuel Guzman Millán, que siempre han estado en presencia, en reunión o al teléfono, pendientes a cualquier comentario, reacción y análisis que ya haya avanzado. Mentora, lector y pareja, respectivamente, no han parado de aprender conmigo, yo de ellos y los cuatro de tod@s. GRACIAS.

Kamil Marí Geronimo López